El comienzo del viaje

1907 es el año en que un joven marinero genovés llamado Giovanni Parodi se embarcó en el Drottning Sophia, un barco mercante con bandera sueca. Durante sus andanzas aprendió el arte de producir un licor elaborado a partir de enebro, una baya que se encontraba fácilmente en cualquier puerto en el que desembarcaba.

Buenos Aires y la perfección de la receta

Fue en el puerto de Buenos Aires donde Giovanni perfeccionó su receta, dada la larga estadía. Pasaba su tiempo entre el puerto y los pequeños rincones de la ciudad, en el barrio de “La Boca”, junto a un grupo de chicos de origen italiano que había conocido y que disfrutaban del fútbol, ​​que a él también le apasionaba. El fútbol había llegado a casi todas partes por mar, gracias a los marineros ingleses.

El regreso y la nostalgia

De regreso a Italia, Giovanni hablaba a menudo de aquellos días, bebiendo su licor con cierta nostalgia. Su receta, sin embargo, permaneció olvidada en un viejo baúl durante casi un siglo, con el riesgo de perderse para siempre.

La recuperación de la tradición

La receta fue recuperada y perfeccionada por el bisnieto de Giovanni, que lleva su nombre. Leyendo los diarios de su bisabuelo, quiso rendir homenaje a su memoria llevando de nuevo el preciado licor a todos los hogares.

El sabor de la historia

Hoy podrás degustar el licor del que tanto orgullo tenía Giovanni Parodi, descubrir su historia a través de su sabor suave y cítrico, dejarte transportar idealmente al muelle del puerto de Buenos Aires, con sus voces, sus aromas exóticos, y dejarte sorprender por la magia del barrio de Boca.

¿Cómo nació Boca?

Boca nace en una pequeña destilería, en la tranquilidad del Valle del Po, de un proceso completamente artesanal, de la idea de dar un producto completamente natural, pero al mismo tiempo mágico.

El lugar donde todo nace es el pequeño laboratorio de via Thaon de Revel, en Vercelli, donde nace cada botella destinada al consumo.